¿Te acuerdas del mítico Fasoulas? Su hija juega (y se sale) en la Liga Femenina Endesa

24 puntos, 9 rebotes, 4 faltas recibidas y 35 de valoración con 9/12 en tiros de campo.

Estos espectaculares números ha conseguido Mariella Fasoulas en la cuarta victoria del Alter Enersun Al-Qázeres (segunda consecutiva) esta temporada en Liga Femenina Endesa. 

81-77 contra Embutidos Pajariel Bembibre, en un choque marcado por la estelar actuación de la center griega, y el gran nivel mostrado también por el reciente fichaje del conjunto berciano, Roselis Silva (21 puntos, 3 rebotes y 8 asistencias para 33 de valoración).

Especial detención merece el papal de la jugadora del conjunto extremeño, que promedia 12,4 puntos y 5,4 rebotes esta temporada (12,2 de valoración), ya internacional absoluta con Grecia y cuyo progenitor es alguien muy conocido en el recorrido continental en las últimas décadas. 

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Panagiotis Fasoulas. Los buenos aficionados al baloncesto recordarán el nombre de este internacional griego (hasta en 244 ocasiones) que militó en el PAOK (dos ocasiones) el Olympiacos (con el que fue campeón de la Euroliga) y llegó a ser elegido en el Draft NBA por los Portland Trail Blazers (número 37 en 1986) aunque nunca llegó a debutar. 

Pues bien, su hija, Mariella Fasoulas, sigue sus pasos. 

Y sus primeros pinitos profesionales en Europa llegarán en la Liga Femenina Endesa. La pívot de 1,95 metros y apenas 23 años, como su padre, se formó en Estados Unidos jugando en la NCAA. Lo hizo en Boston College y Vanderbilt Commodores, con gran nivel (de 15,9 puntos y 7,1 rebotes la pasada temporada sin ir más lejos) antes de llamar la atención del Alter Enersun Al-Qázeres. 

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La helena, que tiene otra compatriota en el vestuario (la alero Eleanna Christinaki, 19 puntos contra Bembibre) hablaba hace un tiempo de cómo era la relación baloncestística con su padre, un jugador tan mítico del baloncesto europeo. “Nunca me empujó a jugar al basket. Empecé porque quise y mi relación con él nunca fue de entrenador-jugadora. Siempre fuimos padre e hija. Me da consejos que un entrenador nunca me diría, pero que un padre sí. Le llamo antes de cada partido”. Así juega Mariella, el gran fichaje este curso de Al-Qázeres. 

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