(Texto publicado en la web de Gigantes, el pasado 6 de abril de 2020).
Esta historia afecta a un club que estuvo tan sólo un año en la máxima división nacional pero que dejó multitud de recuerdos a su paso. Por aquel entonces llamado Baloncesto Alcalá, hablamos del actual conjunto madrileño de formación Juventud Alcalá, situado en la localidad cervantina. Con él tuvo en su momento relación una hermana de un campeón del mundo.
Hace unos meses, en Pekín, Luis Guil fue uno de los hombres de confianza de Sergio Scariolo en la Copa del Mundo que daba a España el segundo oro de su historia. Y a continuación, a este técnico madrileño le tocaba hacer las maletas para iniciar una nueva aventura como entrenador fuera de nuestras fronteras hasta el reciente parón por el coronavirus. Muchos ya le conocen, no en vano ha llegado a ser técnico principal en la Liga Endesa, pero no todos sabrán que su hermana es una histórica de nuestro baloncesto.
Pilar Guil Torres, más conocida como Piluca Guil, era una de las jugadoras que formaban parte del Baloncesto Alcalá de la temporada 1999/2000. Un equipo que formó parte de la élite (llamada por aquel entonces División de Honor) de nuestro baloncesto por méritos propios: había ascendido el año anterior en el polideportivo Antonio Magariños en la fase de ascenso de la Liga Femenina 2.
Sería un año complejo, al que Piluca, formada en la cantera del Real Canoe, y con el que debutó en la élite con 16 años, llegaba tras haber estado más de un lustro fuera de las canchas para centrarse en sus estudios y más tarde en sus ocupaciones laborales. Pero con 25 años todo cambió, y en su vuelta a las canchas, tras un año en Canoe, tendría la sorpresa del fichaje por Alcalá al curso siguiente.
Un hecho histórico, el de jugar en la máxima categoría, que Piluca recuerda muy bien, en palabras dedicadas a Gigantes. «Alcalá terminó en Liga 1 porque hizo un muy buen trabajo que culminó con el ascenso, pero la diferencia tan grande que había entre la Primera B de entonces y la Liga 1 hacía que no pudieras competir con casi el mismo equipo del ascenso en la máxima categoría. Al final siempre se llega al mismo punto que es el económico, los fichajes con experiencia en la categoría eran muy costosos».
Un año duro
Ellen Ruth, Beatriz Caballero, Victoria Cano, Davinia Domínguez, L’Keshia Kett, Esmeralda Galán, Sheila García, Virginia García, Margo Graham, Sandra Montana, Mónica Ortega, Noelia Yaiza-Ortega, Diana Pastor, Montserrat Peña, Ana Roldán, Saray Ruiz, Beatriz Sánchez y Shauna Renee, además de la propia Piluca (a la que llamaban cariñosamente la abuela) formaban parte de un equipo que no lo pasó demasiado bien ese año. «Fue muy duro ya que el cambio de categoría no fue acompañado de los fichajes y no recuerdo que ganáramos ningún partido, alguno sí me recuerda mi marido que era mi mayor fan en esa época y aún lo sigue siendo». A nivel individual tampoco fue fácil. «El tiempo sin jugar, seis años, corría en mi contra, pero la pasión por la pelota naranja hizo que no me rindiera ni cuando me lesioné de gravedad el año que volví en Canoe».
En total, 3 victorias en 26 encuentros. Ese fue el bagaje del Alcalá en la Liga Femenina. Tan sólo Navarra (76-52, en la sexta jornada), Cortegada grupo-10 (53-49, en la undécima fecha), y Santa Rosa de Lima (76-64, en la número 22), cedieron ante ellas, que terminaron últimas, (empatadas con Tres Cantos) y que además tenían que vivir complicados momentos en los retornos, como asegura Piluca. «Los viajes en el autobús por toda España de ida y vuelta en el día se hacían interminables».
En ese equipo, junto a una Piluca que ha jugado en categorías autonómicas en Madrid hasta bien superados los 40 años y que firmó 3,2 puntos en 17 minutos de media ese año, estaba Lorena Infantes en el equipo. Por aquel entonces, no impresionaban demasiado sus 3,9 puntos en 18 minutos, pero décadas más tarde se convertiría en toda una asistente de los San Antonio Spurs en la Summer League de la NBA 2018.
¿Dónde jugaba el actual Juventud Alcalá?
La historia del feudo que les acogió para jugar en lo que hoy se conoce como Liga Femenina Endesa también es digna de descubrir. Hablamos del mítico Cajamadrid, que ha tenido varios nombres (Ruiz de Velasco, Cajamadrid y actualmente Fundación Montemadrid), inaugurado en 1987 y que, entre otros, se le conoce por ser durante muchos años el hogar del histórico Inter Movistar de fútbol sala. En su día, además, también estuvo a punto de ver llegar al Cajamadrid, como se llamaba el Juventud Alcalá, a la ACB.
Un año inolvidable, y con muchos recuerdos
Nunca más se supo de Alcalá en la máxima división femenina. La 2003/2004 vio de nuevo al club en la segunda división nacional (penúltimas con 7-19), pero, desde entonces, ha empezando un largo oasis en el desierto. Piluca Guil, no obstante, recuerda con nostalgia la etapa en la élite.
«Desde entonces no he dejado de jugar y he vuelto a tener contacto con muchas de esas jugadoras con las que compartí la cancha ese año. Años más tarde volví a coincidir en aquella mítica cancha de Cajamadrid de Alcalá con Bea Sánchez en categoría nacional. También con Sheila temporada tras temporada en la liga de Municipales, o el verano pasado en el Torneo Máster Series de Veteranos en Santander jugué la final contra Saray, y recientemente he vuelto a hablar por teléfono con Juanjo Moro, nuestro entrenador, que aún conserva las fichas de aquella temporada, y con Davi que me ha mandado parte del reportaje gráfico de entonces. En mi trabajo en el hospital he coincidido con Ana Roldán, Montse es la entrenadora de una de mis sobrinas en el Club de San Agustín de Guadalix y Susana Melo es la profesora de otra de mis sobrinas en el Colegio Cardenal Spínola donde yo estudié y empecé a jugar al baloncesto».
El actual Juventud Alcalá es un club de cantera, que crece poco a poco y con una historia fantástica detrás.
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