El equipo femenino de Unicaja es noticia. La 20/21 está confirmando la tendencia creciente en Liga Femenina 2 del conjunto malagueño, que ha explotado. El curso pasado, justo cuando la pandemia provocada por el coronavirus obligó a detener la competición, las jugadoras de Lorena Aranda acumulaban 15 victorias (las seis últimas de manera consecutiva) en 21 partidos y tenían muchas papeletas para estar en la fase de ascenso a la Liga Femenina Endesa. Lo hacían con Vero Matoso como la jugadora nacional más valorada de la categoría (19,9) y con la sensación de que no dejan de crecer.
La llegada del Unicaja a la Liga Femenina 2
Lorena Aranda es la directora de orquesta en los banquillos de un proyecto que refrenda una apuesta creciente: la de las canteras de la Liga Endesa por el baloncesto femenino. Lo hace al recordar cómo se gestó un ascenso de ensueño. El de Unicaja de Málaga a la Liga Femenina 2, solo dos años después de engendrar su sección femenina gracias a la apuesta hecha por su Fundación. En la primera, se rozó la gesta. Y apenas 365 días después, el mítico Los Guindos vivió un momento inolvidable con Vero Matoso como protagonista.
Valencia Basket, en la punta del iceberg con su ambicioso proyecto en la Liga Femenina Endesa, junto a Movistar Estudiantes (hasta hace un par de temporadas en la máxima división) o el propio Barça, que rozó su llegada a la LF en la pasada fase de ascenso, y que compite también en la 2019-2020 en la Liga Femenina 2, son otros ejemplos del auge que vive la apuesta por las chicas en las clubes ACB.
«Hemos hecho un buen equipo, al menos para mantenernos, eso tiene que ser la base y a partir de ahí ir hacia arriba, pero mi objetivo personalmente es luchar por la fase», comentaba al principio de campaña Gema García, una de las estrellas del conjunto andaluz, con experiencia en la élite y paso por campeones domésticos como Rivas Ecópolis, entre otros muchos grandes clubes. Antes, con la difícil decisión que tomó un año atrás, lo tenía algo más nuboso.
La base, de 34 años, decidió jugar en Nacional para intentar llevar al equipo de su corazón a la élite: «Me tira mucho mi tierra y siempre he querido volver a Málaga, costó dar un pasito atrás jugando en otra categoría pero era para dar un impulso hacia arriba y aquí estamos esta temporada». Vero Matoso también siguió sus pasos y ahora se alegra de una audacia que no fue sencilla: «Una de las decisiones más difíciles que he tomado a lo largo de mi carrera deportivo, pero posiblemente haya sido la mejor y la más correcta. Ha sido dar un paso atrás para dar uno gigantesco hacia delante. Unicaja nos da una estabilidad que en baloncesto femenino no te dan muchos clubes».
Hablamos con Vero Matoso, Gema García y Lorena Aranda
Las malagueñas son herederas de Alhaurín de la Torre, el conjunto andaluz que descendió la pasada temporada de la segunda división nacional. Recogen un testigo al que llegaron, precisamente, sin tener un camino de rosas. Y es que hablábamos de un ascenso de ensueño. Y así fue lo que se vivió allá por mediados de mayo, cuando el equipo de Lorena Aranda, como anfitrión, tuvo que sudar casi sangre para vencer, primero a Adareva, y más tarde, a Estepona.
Y ni eso, porque con el último rival cayeron por un punto (87-88) tras 50 minutos llenos de tensión. El basket average les dio la gloria. A las protagonistas aún se les ponen los pelos de punta rememorándolo: «Fue increíble, el pabellón estaba a reventar y se quedaron 200 personas fuera», destaca Gema de su recuerdo más bonito como jugadora. «Fue un sueño, pero el momento en el que lo vives no te lo crees. Yo decidí sentarme, pensé, lo que hagan lo van a hacer ellas», recuerda la coach, y Vero aún va aún más allá: «Me lo sé de memoria. Partido de locos, de corazón más que físico. Lo veo y me emociono todavia».
No es para menos. La propia ala-pívot fue la encargada, con dos tiros libres, de certificar el ascenso: «Sabía que estaba en Unicaja para meter esos lanzamientos. Fueron los más difíciles de mi carrera deportiva». Un instante único… que llevó pocas horas después a otro inmejorable. El reconocimiento unánime de todo un Martín Carpena en un partido de los chicos: «Algo inolvidable», destaca Gema, que lanza la idea: «A ver si este año nos hacen jugar allí».
Vero Matoso, heroína del ascenso: «Los dos tiros libres más difíciles de mi carrera»
Sería a buen seguro un gran refuerzo en una temporada llena de expectativas con la experiencia de la llegada de Linda Rubene o la presencia de americanas como Angelique Robinson, Shayna Gore y la senegalesa Bineta Ndoye junto a las nacionales Ana Jiménez, Marta Ortega, Noelia Masiá, Lorena Liñán y Claudia Alonso formando una plantilla a priori que no renuncia a nada: «El club siempre es muy ambicioso pero tenemos que tener los pies el suelo. Seguir avanzando e ilusionando con los valores inculcados y porque no luchar el dia de mañana por otra fase de ascenso pero esta vez a la Liga Femenina Endesa», destaca Lorena Aranda, con una curiosa historia que contar.
La entrenadora del primer equipo femenino vivirá una experiencia más que ilusionante tras llegar al Unicaja hace casi una década… como fisioterapeuta. Ahora, le llega su gran y bien merecida oportunidad tras el ascenso. Y entre sus ayudantes, tiene experiencia más que sobrada, ya que en el cargo en el que ella llegó al club de la Costa del Sol (fisio) está un viejo rockero del baloncesto español: Jon Cortaberría.
Lorena Aranda: «Ha sido un boom para la ciudad»
Un proyecto firme que hace no dudar a ninguna de las entrevistadas sobre la postura actual del baloncesto femenino español en Málaga: «Se está apostando bastante, pero no sólo en el primer equipo, también en cantera becando a jugadoras con mucho futuro», valora Gema. «Ha sido un boom para la ciudad. Era algo que pedíamos todos los malagueños, que por fin Unicaja diera el paso y tuviera sección femenina y se consolidara», se alegra de transmitir Lorena, y Vero profundiza hablando de la situación global en España: «La gran culpa la está teniendo la Selección Española con sus éxitos no sólo a nivel absoluto. También en cantera. Pero algo está cambiando cuando ves que vuelve Leticia Romero o Queralt Casas, y que Sonja Petrovic ficha por Girona. Jugadoras que antes se han tenido que ir fuera. Cuando lees esto eres consciente de lo que está pasando».
Tres testimonios que reúnen un mismo denominador común: pasión y perspectiva. Y es que por el el sur se viven tiempos emocionantes. Un proyecto que se mira con lupa con un club que llama a la puerta de la élite y que tiene a toda una ciudad, llena de cultura de baloncesto, pendiente. Unicaja. La confirmación de que el basket femenino español goza cada vez de mejor salud.
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