La más que interesante reflexión del mito Luci Pascua sobre la importancia del respeto en el deporte
244 internacionalidades en casi 25 años de carrera profesional acumula la buena de Lucila Pascua. Aún se desconoce si se retirará de manera oficial (su último club conocido es CAB Estepona la pasada campaña en LF2) una pívot, de 38 años y 1,96 de estatura, con licencia para poder hablar en primera persona de toda la polémica vivida estos días con la selección nacional.
- Las posible vocación futura de Luci Pascua, contada el año pasado al llegar a CAB Estepona en LF2...
La de Ripollet dejó en su twitter oficial un sentido hilo en el que analiza todo lo que conlleva el deporte en su vertiente más desconocida. Las entrañas del baloncesto, sobre todo alejado de esos focos mediáticos en el que casi todo vale, contado por la center.
"He tardado algunos días en asimilar las cosas que han ido contando mis compañeras. No quería dejar pasar la oportunidad de expresar lo que siento. No es opinión, es basado en mi experiencia personal y me ha salido de dentro.
Me considero una persona que por como he sido durante gran parte de mi vida, he tolerado que alguna personas traspasasen límites conmigo, todo consistía en tragar y no quejarse, centrarte en otras cosas, tapar (que para eso somos unas privilegiadas). Pero hasta cierto punto.
No quiero generalizar porque en el baloncesto he encontrado a gente maravillosa, aunque en muchas ocasiones las que te humillan dejan una huella más profunda y más difícil de reparar.De forma anecdótica, desde compañeras que te insultan, a presidentes que te gritan a la cara por pedir tu sueldo después de meses sin cobrar, a entrenadores que te dejan de hablar cuando estás lesionada, clubes que han querido que les gestione el fichaje de otra jugadora (obvio no lo hice) y aún sigo esperando la llamada de si cuentan conmigo o no. Esto unido a todas esas personas que miran impasibles o que giran la cara pensando ‘mejor ella que yo’.
Mi lista es larga y mi memoria impecable. Y por desgracia, cuanto mayor te haces y menos vas interesando, las cosas van a peor.
¿Qué si te quejas te vetan de los sitios? Puede ser. ¿Qué hay ocasiones que estás tan apurada que no te queda otra opción que callarte? También.
Las veces que me han dicho que si me quejaba por no cobrar iba a ganar fama de problemática y no me querría fichar nadie más en mi vida. Pero ¿qué iba a hacer? Tengo la mala manía de comer cada día.
Y yo sé que la vida es así y que, por desgracia, vamos a encontrarnos ese tipo de personas que necesitan sentirse superiores a base de empequeñecer a los demás, pero entonces y pese a quién le pese el arma más poderosa que tenemos es nuestra PUT* voz.
Una forma de ayudar a las nuevas generaciones es hablar, para que éstas no normalicen ni toleren ciertos comportamientos (en ninguna de las facetas de la vida).
He leído que los deportistas de élite tenemos que aguantar y que ahora hay una generación de cristal.
NO, no somos cubos de basura donde personas sin principios, sin escrúpulos y sin educación vuelquen sus frustraciones y sus complejos. SÍ, y por suerte, tenemos nuestra voz para expresarnos. Y faltaría más, en el momento en que nos de la gana o estemos preparados para ello.
Porque en algunas ocasiones, lo escondes tan a dentro y quieres taparlo tanto para que continúe mereciendo la pena el baloncesto (en mi caso) que casi casi consigues que desaparezca o piensas que no has sido tú la que ha pasado por esa pesadilla.
Reitero que el número de personas así que me he encontrado en mi camino ha sido mínimo en más de 20 años como jugadora profesional y 15 años en la selección, pero por desgracia para mi esas personas han conseguido marcarme (igual aún hoy les sigo dejando ganar a ellos).
Por como soy, me río de mí misma y relativizo después de mucho tiempo algunas situaciones. Aunque en su momento, tela lo mal que lo pasé y lo mal que lo estoy pasando por algunas cosas más recientes vividas.
Y cada vez más, odio la palabra resiliencia si se usa para sustituir el termino ‘adaptarse a situaciones adversas’ por ‘tragar con las cosas, aunque revientes’.
Por último, que nadie nos diga cuándo y cómo hablar, es nuestro derecho, son nuestras vivencias.
Gracias por llegar hasta el final del hilo. Vaya por delante que no quiero señalar a nadie ni crear polémica sino expresar mi experiencia a lo largo de los años. Ojalá le sirva a alguien".
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