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Una década después de su llegada a Mendizorroza, y siendo todo un ejemplo de dedicación y esfuerzo sin levantar la voz en una cancha, Cristina Molinuevo emprende un nuevo camino en su trayectoria. La alero vitoriano, de 25 años, jugará la próxima temporada en el filial de Kutxabank Araski, tras un lustro jugando en el primer equipo de Liga Femenina Endesa sin llegar a promediar más de 7 minutos por choque por curso.
Cinco años que desgastan tras su llegada al equipo de Madelén Urieta y ser importante en el equipo de LF2, hasta el ascenso en la campaña 2015-2016 en Cáceres. A partir de ahí, cambio en el rol para esta estudiante de medicina que, una vez acabada la carrera, cambia de rumbo para jugar en el equipo de Alex Suso teniendo claro que su prioridad es salvar vidas. Su historia se puede conocer mejor con esta entrevista que le ha realizado Noticias de Álava.
LAS PALABRAS DE CRISTINA MOLINUEVO TRAS SU CAMBIO
Cambio. "Al final, la medicina es algo para lo que he estudiado mucho y le he dedicado muchas horas, por lo que realmente estoy con muchas ganas de empezar una nueva etapa. Eso sí, con el baloncesto he disfrutado mucho, pero ahora ya tenía las ganas y sentía que era el momento de cambiar mi dinámica para centrarme al completo en mi trabajo".
¿Cómo se siente? "Me da pena dejar el primer equipo, pero quería empezar una nueva etapa y al final mi trabajo exige mucha dedicación y quiero, al igual que con el deporte, dar el 100% en mi trabajo".
¿Volverá a LFEndesa? "Nunca se sabe. Lo que sí que tenía claro es que este primer año quería adaptarme bien al trabajo y ver cómo podía cuadrar los horarios y según cómo vaya este primer año veré qué hacer de cara al futuro. No tengo ninguna prisa ni presión e iré viendo poco a poco".
Jugar en el Nacional. "No he pensado mucho al respecto, pero lo que quiero y tengo son ganas de disfrutar jugando y de volver a recuperar las ganas por el baloncesto. Lo que quiero es disfrutar en la cancha".
Todos estos años. "Entrenar mucho y luego no tener demasiados minutos a veces se hace difícil. A todo ello le tienes que añadir los viajes y lo que conlleva el deporte profesional, que unido a mis estudios ha hecho que, por momentos, sea complicado. Con el paso del tiempo te acabas cansando".
Cómo será su nueva vida. "Tengo horario de mañana de 8 a 15 horas, pero luego tengo cinco guardias al mes que siempre hará que se me pueda solapar con algún entrenamiento. Soy consciente de que algunos días no podré ir a entrenar, pero es algo que ya lo tengo hablado con el entrenador, Alex Suso. Además, hay que tener en cuenta que es trabajo y éste siempre tiene que ir por delante, porque es la prioridad".
¿Siempre en Araski? "Es una pregunta difícil. A pesar de mi trabajo, yo tenía claro que quería seguir haciendo deporte, en especial, baloncesto que me encanta, pero es verdad que no tenía por qué ser el Araski. Al final, miré los horarios de otros equipos, pero el Primera Nacional me coincidía y me venía bien. No era una cuestión de jugar en el Araski sí o sí".
Mejor y peor momento en Araski. "El mejor, sin duda alguna, el ascenso en Cáceres a la máxima categoría del baloncesto femenino español y el peor yo diría que quizá la temporada de la pandemia, ya que jugar en Mendizorrotza sin nuestra gente y no poder disfrutar de las niñas que venían a vernos ha sido muy duro. El Araski es una familia y este último año han faltado todos ellos".
Consejo a gente joven. "Si es lo que quieren y disfrutan jugando, se puede compatibilizar. Es difícil, pero si se administra y se organiza el tiempo con precisión es posible. Lo más importante es que, si se disfruta jugando, no se abandone el sueño mientras sea posible continuar con él".
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